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martes, 10 de junio de 2014

Referentes


Pensar en el trabajo didáctico sobre el lenguaje para trabajarlo en los grados de primer ciclo implica una reflexión sobre la importancia del mismo, sus componentes y la trascendencia que posee en aspectos socioculturales de los niños y niñas que inician su etapa escolar.

La enseñanza del lenguaje debe verse desde otro punto de vista diferente al de trabajarlo como algo mecánico que debe adquirirse, el niño como tal ya trae un bagaje familiar, social y cultural, un contexto particular donde hay un manejo del lenguaje que es donde él interactúa, lo que hay que hacer desde la escuela es ayudarle a resignificarlo, a darle otro manejo, a que él mismo reflexione sobre sus propias prácticas en cuanto a lectura, escritura y oralidad (Pérez y Roa, 2010). 

Es partir desde la heterogeneidad de contextos para llevar a los niños hacia un mismo logro a través de prácticas pedagógicas diseñadas para fortalecer procesos de interpretación y argumentación que les brinden más seguridad e identidad, dominio del lenguaje y sus componentes (lectura, escritura y oralidad) como herramientas para el desenvolvimiento efectivo dentro de una vida social. Es un trabajo de exploración que va más allá de la codificación y decodificación, de la transcripción, y de la repetición, para hacer otras prácticas socialmente interactivas (Pérez y Roa, 2010).

En el proceso de formación en el lenguaje, los niños van descubriendo la estrecha relación entre la oralidad, la escritura, la lectura y la literatura, por ello, la actividad en el aula de clase y la planeación deben apuntar hacia la formalización y comprensión de dichas prácticas, es decir, hay que propiciar situaciones para relacionar al estudiante con los textos y la función de estos en los grupos sociales como patrimonio cultural, con la lectura  y en un nivel inicial con la interpretación de imágenes, sonidos, gestos y señas,  con la escritura para aprender a dejar plasmada una idea y con la oralidad para dar a conocer ante otros un punto de vista u opinión de manera clara y socialmente aceptada.

El repensar en otras formas pedagógicas y didácticas para el desarrollo del lenguaje se basa entre otras en la teoría psicogenética la cual habla de los momentos del niño para la exploración del lenguaje y en donde se aborda este desde lo social y se guía el diseño de situaciones de enseñanza y aprendizaje en las aulas.  Las prácticas del lenguaje son prácticas discursivas sociales que se median por el lenguaje oral “géneros discursivos primarios” (conversaciones con amigos y en la familia, escuchar historias, relatar un acontecimiento, exponer y defender un punto de vista, etc.) y estas prácticas del lenguaje se dan en la vida social, en el mundo escolar, en eventos de carácter formal y social o de carácter formal institucional y en el mundo cotidiano.

Por tal motivo el trabajo didáctico desarrollado a través de la propuesta de una secuencia didáctica se enmarca hacia la Oralidad puesto que en el desarrollo del ser humano, su participación social, política y cultural se da a través de la expresión oral y esta lo identifica ante otros seres y lo enmarca en un contexto particular.

Desde el nacimiento la oralidad guía las acciones del niño y es su marco de referencia para construir su propia voz, aquella que se va formando en el medio familiar pero que adquiere un carácter reflexivo y de control cuando el niño inicia su educación escolar, de ahí la importancia del diseño de situaciones planeadas intencionalmente por parte de los docentes para lograr el propósito de la educación en el desarrollo de la oralidad, puesto que el niño ya usa discursos y usa también un lenguaje no verbal que están enmarcados en un contexto cultural particular y aunque todos los seres nacen con la misma capacidad para la adquisición de la lengua el entorno marca una diferencia importante, en el aula es donde la oralidad adquiere un carácter formal, es decir, se aprende a pensar para hablar, se enseña a reflexionar, hay un control a la hora de hablar y exponer una idea y bajo qué condiciones.

El docente debe ser observador de las condiciones de cada uno de sus estudiantes y concientizarse de su papel como modelo de referencia para los niños, por ello su labor dentro y fuera del aula determina la relación de sus estudiantes con el lenguaje, se requiere de un trabajo intencionado que permita a los niños la seguridad en la construcción de su voz y esta le otorgue un lugar en el grupo, el niño debe aprender a apropiarse de un rol y desempeñarlo asertivamente mediante variadas actividades discursivas formales dentro del aula  e informales fuera de ella.

Es importante llevar al niño hacia la reflexión y análisis del manejo de la oralidad aprendiendo de lo que escucha y observa: tonos de voz según sentimientos, manejo de expresiones, formas de contestar ante una pregunta, gestos que se emplean según estados de ánimo, etc. El docente debe asegurarse que estas condiciones se den en la escuela y que le permitan al niño ser sujeto social, dueño de una identidad, seguro de sí mismo y con sentido de pertenencia, condiciones necesarias en ciclo 1 como punto de partida para los demás ciclos (Pérez y Roa, 2010).

La secuencia didáctica planteada propone para los grados de ciclo 1 trabajar en un sistema de reglas que les permita a los niños convivir mejor con sus compañeros logrando todos aceptación y respeto, es decir crear reglas de interacción para participar y enfatizar en ellas para crear hábitos de escucha, aceptación y respeto entre todos.

Es una secuencia didáctica que parte de la creación de dichas reglas de interacción a través de la reflexión y que son los mismos niños quienes crean sus reglas para crear ambientes favorables de escucha y de atención para lograr aprendizajes significativos. Es decir la autoevaluación juega un papel importante que lleva hacia la reflexión continua del desempeño convivencial en el aula.

La observación, el diálogo entre pares, la exposición, el trabajo en equipo, la invención de historias, la creación de personajes partiendo del dibujo (como primera expresión escrita) son actividades que contempla esta secuencia didáctica,  son estrategias pedagógicas que apoyarán el trabajo en oralidad además de la utilización de aspectos formales del habla: saber escuchar, pedir la palabra, manejo del ruido y el respeto a la opinión del otro.

En relación con los otros componentes del lenguaje, la secuencia didáctica propuesta para el desarrollo de la oralidad se apoya  en la literatura y el ejercicio de la lectura en voz alta como aspectos fundamentales para crear expectativas, desarrollar la imaginación y la creación, así mismo, la utilización de recursos didácticos y tecnológicos que permitan la visualización y apreciación estética, la crítica, la coherencia de sucesos y la sensibilización auditiva para aprender a escuchar la naturaleza y aprender de ella.

El arte y la estética también tienen cabida porque los niños crean a partir de la realización de sus trabajos manuales, les dan una personificación y los comparten y relacionan con otros en producciones teatrales. La escritura hace parte de las creaciones de los niños, cumple su papel comprensivo, el niño ya sabe el significado de lo que quiere escribir, él es el autor y ya maneja una historia que verá reflejada por escrito gracias a “alguien” que le ayuda a escribir.

Por último aparece el resultado final que no es otra cosa que la propia creación oral hecha obra de arte que se hace conocer a los demás no solo en la institución sino que la voz trasciende para ser escuchada y evaluada. Con esto se fortalece la estima del niño por sí mismo, por los demás, goza del gusto por hablar y saber hacerlo, por leer y saber disfrutarlo, por escribir y saber comprenderlo.